lunes, marzo 28, 2011

°*°*°*°CuErNa°*°*°*

El pasado puente tuve la oportunidad de viajar con Memo (mi novio), Fher (cuñis) y Ruy (concuño) a Cuernavaca para pasar un rato con Ezequiel (suegro) y Ligia (novia de mi suegro). Al principio, yo estaba muy nerviosa porque todavía no los concía del todo y me daba miedo regarla en cualquier momento. Estaba temerosa de que pasara como en las películas en las que el suegro, la suegra y la cuñis odian a la novia del susodicho. Al llegar a Cuernavaca, Fher y Ruy estaban esperándonos con los brazos abiertos y con un plan en mente: ir a comprar algo para comer y pasar un excelente fin de senama; fue así que me sentí bienvenida. Hicimos una corta despensa mientras platicábamos y decidíamos qué queríamos comer en lo que restaba de tarde. Después, caminamos hacia la casa de Ezequiel y casi al llegar, nos lo encontramos sonriendo y saludándonos con un fuerte abrazo y un gran beso: me sentí querida y aceptada. Ya en su casa, platicamos un rato y jugamos con Vhana, una preciosa cachorrita con una estremecedora historia de rescate por parte de la familia. Ahí, me sentí en confianza, tranquila, relajada. Sabía que todo estaba bien y me di cuenta de que podía disfrutar dejando atrás mis miedos e incertidumbres. Los dos días siguientes estuvimos nadando en la alberca de un hotel, lugar donde pasamos momentos desesperantes, emocionantes e irónicos. Uno de los momentos más memorables fue cuando intentábamos pedir una pizza y el que nos tomaba la orden era completamente ¡INCOMPETENTE! Nos hizo repetir mil y una vez la dirección del lugar, la habitación donde estábamos y qué era lo que queríamos ordenar. Nótese que la pizzería estaba a la vuelta, ¡a la vuelta! Las despedidas siempre son difíciles y ésta no fue la excepción. Nos prometimos vernos pronto y nos dimos fuertes abrazos. El resultado de este viaje se puede resumir a: confianza, integración, amor, respeto y ganas de vernos muy... ¡muy pronto! :)

°*°*°*°La SoLeDaD°*°*°*°

Hace varios meses perdí a las que decían ser mis "mejores amigas". Desde entonces me siento muy sola porque extraño poder salir con ellas a cotorrear o, simplemente, poder reírnos de cualquier estupidez. Es cierto, el ser humano es social por naturaleza, pero muchas veces la capacidad para hacer amigos y mantener esas amistades por varios años es difícil de encontrar. Me gustaría poder desarrollarme totalmente en ese sentido y así encontrar una mano amiga. Por fortuna, mi novio y mi familia logran mantenerme a flote. Ellos siempre me dan la energía suficiente para seguir adelante. Tenemos defectos, es cierto, pero me aceptan y los acepto tal cual son. Estoy a punto de cumplir 5 meses con mi amado Memo, quien junto con el resto de la familia, me toman de la mano y me invitan a tirar pa'lante.