Desde la última vez que escribí, han sucedido muchas cosas, comenzando por varias separaciones y una muerte que marcó mi vida. Así mismo, han sucedido cosas muy positivas y otras algo interesantes. Estos meses me han servido para entender quién vale la pena realmente y quién no estaría "ahí" para mí en caso de necesitar a esa(s) persona(s).
Primero, vino el divorcio de mis padres, lo que trajo inestabilidad a mi vida en todo sentido: emocional, económico, intelectual, etc. Además, me percaté que por mucho que una persona dice "quererte", es capaz de hacer y deshacer contigo con tal de salvarse y aceptar sus errores; tal es el caso de mi progenitor.
Después, hice mis prácticas secretariales durante el verano, las cuales debía cubrir por ser parte del programa escolar. Afortunadamente, me aceptaron en el primer lugar donde toqué las puertas y todos fueron muy amables. Ahí conocí a personas geniales e interesantes, de las cuales aprendí mucho y fue gracias a ellos que me decidí por estudiar algo relacionado con la Contabilidad. El plan, en un inicio, era de estar ahí únicamente un mes; sin embargo, me ofrecieron quedarme un mes más y, como estaba de vacaciones y no tenía nada más interesante qué hacer, acepté.
Durante las dos etapas descritas anteriormente, el chico del que ya les había platicado, Alex, empezó a "hablar en serio" acerca de "nuestra relación". Sus propuestas me parecían precipitadas y no me sentía lo suficientemente estable para tomar decisiones tan importantes. Lo mejor que pude hacer fue decir "no, gracias", dado que él cambiaba de parecer cada segundo y eso no me hacía sentir nada bien. Dejé de interesarme en él cuando recibí un correo en el que me platicaba lo mucho que le había dolido tronar con su novia. Sí, así como lo lees, me estaba platicando a lujo de detalle cómo lloraba a moco tendido por esa gran pérdida.
Fue ahí donde me pregunté: ¿quién es Laus?, ¿dónde está Laus?, ¿Laus está dispuesta a esto?
En mi búsqueda de respuestas, dejé de responder sus correos y decidí concentrarme en la escuela, que había comenzado. Era el tiempo de conocer nuevos compañeros, nuevos profesores, nuevas materias, etc. Con esto, también vinieron nuevas confusiones, frustraciones, enojos, momentos tristes, momentos alegres, risas, llantos... y mucho más. Tenía que dejar atrás, de alguna manera, el dolor que me había provocado saber que él sólo jugaba con mis sentimientos.
Después de un par de meses, empecé a encontrarle forma a esta nueva pieza de arte, a esta nueva Laus. Fue entonces que un sábado en la noche conocí a Memo, mi novio. Él, ha venido a aclarar muchas dudas que tenía acerca de mí, de los demás, del amor y de la vida. Parece que todo es un cuento con un "final" color de rosa, digno de una película romántica en la que todos terminan felices y tomados de la mano... ¿qué te puedo decir?
De hecho, ¡así es! Me siento la chica más feliz de este mundo y, sí, hay dificultades, como en todo. Hay días en los que no quisiera levantarme para ir a estudiar por tan cansada que estoy, pero sé, que si ahora me esfuerzo podré disfrutar estar con Memo.
Él es mi motor.
Gracias a él mi mundo gira.
Por él, me esfuerzo al máximo día con día.