Adoro esa palabra: griposa. Aunque según mis conocimientos del español de México, se dice "gripiento(a)". El chiste es que estoy enferma de gripa y me siento de la fregada. Ya sabes, tengo todos los síntomas: garganta irritada (e hinchada), flujo nasal, cuerpo cortado, etc. Me siento tan mal que he faltado a la escuela, dormí todo el día (que no es novedad) y estoy tomando medicamento.
He de decir que el rollo de faltar a la escuela es algo que detesto porque uno no se entera a lujo de detalle acerca de lo que hicieron ni de lo que vieron; lo que es una desventaja para un estudiante al que le gusta aprender, como yo. La parte de dormir todo el día, no es novedad. Bien dice mi madre: "¡Ay hija! Eres todo un koala". Hasta cierto punto, creo que tiene razón, dado que podría bien dormir días enteros.
La parte de tomar medicamentos es algo más serio: a mi no me gusta, pero para nada, darle a mi cuerpo sustancias que tienen graves consecuencias que se muestran al llegar a la tercera edad. Pero tan mal me siento, que decidí tomar un paracetamol y algo que matara la infección que, hasta el momento, me tiene tumbada.
Espero sentirme mejor en un par de horas para poder terminar un trabajo que habla de la Tortura y la Pena Capital, que ya explicaré en otra ocasión. También, me gustaría sentirme mejor mañana y poder asistir a la escuela con toda tranquilidad. Y como diría un profesor llamado Luis Herrera: "Ya veremos, dijo un ciego".
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