Estas últimas semanas he reflexionado que, quizás no sé qué quiero exactamente y a dónde voy, pero me es cada vez más claro cuáles son las claves de la felicidad.
La felicidad es un momento.
Un instante.
Es intermitente.
Quizás es eterna.
Estos instantes pueden depender de lo que sentimos por alguien más, pero, a largo plazo, son producto del amor que tenemos por nosotros mismos. Igualmente, no deben estar a expensas de objetos ni riquezas, porque en la sonrisa más humilde se puede albergar la felicidad más bella.
Dicen que consta de:
Algo qué amar
Algo qué hacer
Algo qué esperar
También está en los detalles del día a día, en los logros, en la gente que amamos. En el abrazo de nuestros padres y el que damos a los hijos. En los ojos de nuestra pareja o en un abrazo fuerte de un amigo que lleva un mensaje claro.
Estado de paz
Sensación de plenitud
Búsqueda insaciable
De naturaleza esquiva
A falta de más definiciones, espero encontrarla en cada rincón. O más bien, descubrirla suave y tranquilamente. A veces hay que dejarse sorprender y decidirse a continuar.
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