Todo terminó como inició: con un mensaje.
Te fuiste sin más, sin importarte las promesas y lo que juramos.
No sabes si valió la pena, eso dices. Al menos para mí fue muy distinto.
Fue tu decisión y ya no hay marcha atrás.
Desaparecí de tu vida para ya no detenerte más. Borré todo lo que algún día construimos... ya no tiene caso, dijiste.
Te amo, pero si libertad es lo que quieres, libertad es lo que tendrás.
Hasta luego.
Hasta pronto.
Hasta nunca, según me dijiste.
Después de despedirme de tu familia, no me queda más que el vacío en el corazón.
Ese curará con el tiempo... o al menos eso dice Estopa: "dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos, que vas echando de más lo que un día echaste de menos".
No me pediste hablar, ni quedarme, ni arreglar las cosas. Ya está.
Buena suerte amor, te deseo lo mejor. Siempre te amaré y nunca olvidaré la promesa que hiciste. Tu recuerdo ha quedado tatuado en mi piel.
Buena suerte.
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