Considero que los cambios son necesarios para sobrevivir y, me parece, muchas personas están conscientes de ello. Es por esto que quise echarle una manita de gato a mi blog, buscando reflejar qué pasa en mi mente al día de hoy.
Queriendo, o no, desde hace tres años he tenido que ser parte de una evolución forzada y otra adecuada a mis necesidades. En cuanto a cuestiones incontrolables se encuentra el divorcio de mis papás, el nacimiento de mi media hermana y la muerte de dos de mis perritas; por la otra parte, está mi dizque "independencia", mi beca de la uni, cuatro experiencias laborales y uno que otro ex novio.
Al poner las cartas sobre la mesa, me doy cuenta que todas estas situaciones fueron esenciales para formar a la persona que justo ahora escribe estas líneas y que continúa en un proceso de transformación; algo así como lo que sucede en las fábricas, pero en este caso parece no tener fin, lo cual me reconforta.
El saber que voy a continuar enfrentándome a nuevos retos o inconvenientes, de acuerdo al cristal con que se mire, me hace sentir tranquila. Esto querrá decir que la vida no será aburrida y no estaré estancada hasta parecer un pantano.
Finalmente, y sin buscar hacer un comercial, AIESEC ha venido a ser una segunda familia, en la cual he conocido personas y lugares extraordinarios. Una de las experiencias más bellas de mi vida fue el verano pasado en Medellín, Colombia, donde hice un voluntariado junto con otros jóvenes en el Centro de Formación Los Pomos.
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