miércoles, diciembre 18, 2013

Dualidad en Navidad

A continuación comparto dos breves listas con 6 razones que componen las fuerzas opuestas que me matan y reviven por dentro.

Amo la Navidad porque:
  • Puedo ver a mi familia y pasar tiempo de calidad. 
  • Descanso (tiro la hueva) a más no poder. 
  • Tomo chocolate caliente en cantidades industriales. 
  • Los días son fríos y no hay necesidad de salir de casa.
  • Reflexiono y tengo tiempo para hacer lo que más me gusta.
  • Me vuelvo más sensible y convivo más con los demás.
Odio la Navidad porque:
  • Las personas se vuelven consumistas.
  • El ambiente es falso y muy artificial.
  • Las personas pelean y fingen estar bien.
  • Extraño ver a mis papás estén juntos. 
  • Siento nostalgia por mi niñez y los 90s.
  • Me siento sola aún cuando estoy rodeada de gente.

Añorar

En estos tiempos en los que las personas más cercanas se van de vacaciones me ha dado por extrañar a mis amigos y en especial a una personita de la que hablé hace un rato; sí, es la misma que le dio el giro a mi vida. 

Digamos que le echo mucho de menos porque me encanta pasar tiempo a su lado: me divierto y disfruto cada cosa que hacemos. Una de las que más me gusta es cuando platicamos y ahora que hay mil y una aplicaciones para comunicarse, las charlas continúan siendo amenas. 

Aunque puedo llegar a ser muy fría al conocer a los demás, una vez que tengo confianza, me agrada poder abrazar de vez en cuando a las personas. Por esto, sólo pienso en rodearle con mis brazos y cuán genial será que a su regreso podamos dormir como muéganos en el frío de enero. 

Nuestra amistad es diferente y muy especial: hay cariño, aventuras, secretos, pasión y locura. Espero que si llega a leer esto, pueda yo dibujarle una sonrisa en los labios.

miércoles, diciembre 04, 2013

Cambio radical

Resulta que van tres veces que salgo con un chico bastante buena onda con muy buen gusto y excelente sentido del humor. No voy a mentir: la verdad es que se me hace muy guapo y, afortunadamente, no es el típico "carita" que tiene una ardilla muerta en el cerebro. 

Tiene todos los aspectos que hacen que me fije en un hombre: sabe escuchar y tiene plática; le gusta el cine y la literatura; toma té y café (de grano, por supuesto) sin leche y sin azúcar; es trabajador y estudia mucho; es sociable, agradable y simpático; es desordenado en algunas cosas y se lleva bien con su familia. 

No es el típico chico que va a buscar a la chica todo el tiempo. Sí, ya sé, sólo estamos saliendo (o, ¿apenas estamos saliendo?). Si bien no busco que un hombre esté encima de mí 24/7, hablando de mensajes y llamadas, no sé cómo pueden demostrar su interés si no es de esa manera. Quizá estoy muy acostumbrada al "sistema de relaciones" en el que las personas se mensajean constantemente, se coquetean por teléfono y se vuelven siameses con la tecnología.  

Por otro lado, durante años había deseado una relación de este tipo, donde no existen relojes, sólo sentimiento, libertad, cariño, cuidado, y no sé si podría decir que existe amor porque aún me pregunto qué diablos es. Me gusta la libertad y defiendo mi independencia, por supuesto, también le doy su espacio; una amiga dice que nuestros signos coinciden en eso y creo pensar que así es. 

Salir con él es una experiencia que me fascina dado que descubro cosas nuevas del entorno o de nosotros. Si no fuera por el fin de semestre, me gustaría que pasáramos más tiempo juntos; no para "ahogarnos" y volvernos "muéganos", sino para que me muestre su mundo y yo el mío, y así compartamos lo que aún nos falta por descubrir.