Creo que el título de mi entrada lo dice todo: mi vida amorosa es un desierto arenoso donde los oasis desaparecen con mayor frecuencia a como lo hacían antes. Vamos, sí he salido con chicos, pero siempre que parece que todo es perfecto, como en las pelis, despararecen sin dejar rastro.
Hace mucho tiempo había decidido "dejar de sentir" y, en un intento fallido, volverme "insensible" ante cualquier dolor producto de una relación. Si bien he logrado que ya no duelan tanto las decepciones en general, sigue habiendo alguien especial que ocupa una parte de mi corazón (he de aclarar que en la otra parte estan mis amigos y mi familia).
Alex sigue siendo parte importante de mí y, aún tengo miedo de que un día la distancia lo haga desaparecer, como ha sucedido con los otros que viven en mi propia ciudad. Hablando con el susodicho el pasado martes 30 de Marzo, me dí cuenta que mis sospechas durante estos años no han estaban tan erradas: él tampoco me considera una simple "amiga", sino algo más.
Por primera vez desde que lo conocí le pregunté si le gusto y su respuesta fue... que sí. Que lo único que odia de mí es la distancia que nos separa, lo cual resulta ser lo mismo que odio de él; además, vivimos lejos y ninguno tiene el dinero suficiente para visitar al otro.
La plática llegó a ser tan profunda que ahora lo extraño más que antes y, aunque insiste en que yo debería de buscar a alguien en mi ciudad, no estoy muy segura de que él tenga alguien por allá porque lo noté muy interesado en mí. Tampoco le aclaré el hecho de si tengo un novio o no, pero estoy segura de que intuye que soy como un mago: "nada por aquí, nada por allá".
La parte más interesante fue cuando dijimos las cosas que habíamos callado por mucho tiempo, como el hecho de que él no recuerda que, mientras andábamos en el verano, prometimos que seríamos "amigos" y que "jámas volveríamos a tocar el tema de nuestra relación" (la cual él rompió unos meses después de mi regreso). Y lo más genial fue que le pareció gracioso que yo me acordara de cada detalle de nuestras citas.
Bien, regresando al tema principal, ¿a él le podría llamar "mi relación amorosa actual"? Quizá sí, quizá no. Yo quisiera llamarlo así, pero no en la distancia. ¡Cómo me gustaría poder estar junto a él en este mismo instante! Me encantaría poder tomarlo de la mano y dar un paseo, para así ejercitar un poco las piernas después de la cena. Sería lindo tener nuestra casa, nuestros hijos y nuestras historias. Divertirnos y sortear los problemas que trae el vivir junto a alguien después de varios años.
Quizá... mi vida amorosa no está seca del todo.
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