lunes, abril 14, 2014

Respuesta al discurso de Natalia

Resulta que una vez más Facebook me llevó a encontrar un sorprendente video de Natalia, una niña indígena que decidió dar un discurso hace ya algunos meses. Dado que ésta es la publicación número 100 que realizo, me gustaría hacer una respuesta de calidad a las propuestas de esta pequeña; si no lo han visto, se los dejo a continuación:


Con el paso del tiempo, cada vez escucho de manera más frecuente un reclamo que amenaza los pensamientos de grandes y chicos: los valores se están perdiendo. Si bien yo pensaba que era la evolución normal de cualquier sociedad, al escuchar a Natalia, me percaté de que quizá las personas que me lo han repetido hasta el cansancio no están tan erradas. ¿Será que en verdad nos estamos perdiendo en un camino donde no reparamos qué es lo que pasa con los demás y sólo nos quedamos con lo que nos impacta a nosotros mismos?

Mientras ella daba el discurso, reparé en que alguna vez Benito Juárez dijo "El respeto al derecho ajeno es la paz" y, aún cuando se le recuerda al dar las efemérides en las escuelas y agradecemos su natalicio con un merecido puente, ¿en verdad profesamos con esa premisa? Siendo honesta, no lo creo. El respeto se rompe a las 7:15 de la mañana cuando alguien le mienta la madre al coche que no lo deja pasar, porque va tarde al trabajo. 

Ella también menciona una palabra que ha estado rondando en mi cabeza en la última década: felicidad. ¿Qué es la felicidad? Yo estoy completamente de acuerdo con Natalia: la felicidad no viene de lo material, sino de lo espiritual, de lo que se vive, de estar con quien amas y de hacer lo que más te gusta. De igual forma, he escuchado a cada vez más personas decir: prefiero estar con mi familia que encerrado en una oficina. 

Una vez más pregunto, ¿qué es la felicidad y qué son los valores? ¿Qué es lo que estamos enseñando a las generaciones que están creciendo? ¿A caso la apariencia física y las pertenencias son las que definen en verdad quiénes somos? 

Dejando mis preguntas sin respuesta un poquito de lado, recuerdo su voz diciendo "delincuencia y corrupción". BUM! Mi corazón se paró y mi cuerpo se estremeció al recordar una pistola que una noche me apuntó a la cabeza y que se disparó, acción realizada [contra mi persona] sin balas [por fortuna] por un muchacho que, yo calculo, no pasaba de los veinte años. Esa noche me robaron algo: mi seguridad. 

"Delincuencia y corrupción". ¿Tendrán que ver con el respeto? ¿Será que estos dos aspectos tienen relación con lo que mencionaba al principio de la pérdida de valores? Creo que sí y, en mi experiencia, ambos no deberían de existir porque a todos les cuesta lo que tienen; por lo menos la mayoría, trabaja mucho para darse sus gustitos. ¿Por qué tenemos que salir a la calle con miedo? ¿Por qué?

Por último, me gustaría algún día poder charlar con Natalia, ella me recuerda lo importante que es que los niños incursionen en el mundo de los adultos para darnos una lección y recordarnos que los valores y la felicidad son algo que se trabaja todos los días; es decir, son el resultado de la constancia y las ganas de decir quiero ser un mejor ser humano por mí y por los demás. Algo que olvidé mencionar, son las tradiciones; al parecer es costumbre dejarlas al último y, la verdad, no estoy orgullosa de ello. 

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