La vez pasada había escrito del lío que tenía con lo que le había escrito a mi amigo. Afortunadamente, ya me respondió. Me sentí muy feliz al ver su mail en mi bandeja de entrada... el problema era que conocería su respuesta al abrir su mail.
Conforme fui leyendo, me dí cuenta de que el niño seguía escribiendo normal, como siempre. Eso me relajó mucho y me hizo sentir que las cosas no habían cambiado. Ya no podía esperar más para poder leer qué onda con lo que le había preguntado.
Comencé a leer más rápido, ya no aguantaba más. Al llegar a la parte donde había respondido la pregunta, mi mente quedó totalmente en blanco. Mis sentidos se fueron y no podía comprender lo que estaba leyendo.
Cerré mis ojos, respiré profundo y me dispuse a concentrarme en su respuesta. De pronto, logré entender lo que sus palabras me querían decir: por el momento, te considero mi súper amiga. ¿Cómo podré describir mi reacción? En pocas palabras, quedé boquiabierta y llena de felicidad.
¿Por qué? Porque por fin aclaramos las cosas. Además, al decir "por el momento" quiere decir, "quizás".
No sólo dijo eso, sino que agregó que me aprecia mucho y que me considera una chava muy inteligente; pero la distancia no hacía las cosas fáciles. Cuando logré digerir toda esta información, sentí una combinación bastante extraña de sentimientos: esperanza, tranquilidad, emoción, felicidad y paz interior.
Verdaderamente, fue una súper noticia. Lo mejor fue que nada entre nosostros ha cambiado. O, por lo menos, nada que haya pasado yo por alto. Seguí sintiendo la misma emoción de continuar leyendo su mail y de responderle. Aún no le contesto, he tenido muchos deberes y es mejor concentrarme en una sola cosa.
¡Cierto! Se me olvidaba un detalle. Me comentó que le dijera cómo me sentía y que no me diera vergüenza hacerlo. Me sorprendió mucho el interés que tiene el saber cómo me siento.
De algo que estoy segura es que si lo veo en el verano, le voy a poner un "alto" en caso de que se necesite. Al fin, los "buenos amigos" no se besan, ¿o sí?
Conforme fui leyendo, me dí cuenta de que el niño seguía escribiendo normal, como siempre. Eso me relajó mucho y me hizo sentir que las cosas no habían cambiado. Ya no podía esperar más para poder leer qué onda con lo que le había preguntado.
Comencé a leer más rápido, ya no aguantaba más. Al llegar a la parte donde había respondido la pregunta, mi mente quedó totalmente en blanco. Mis sentidos se fueron y no podía comprender lo que estaba leyendo.
Cerré mis ojos, respiré profundo y me dispuse a concentrarme en su respuesta. De pronto, logré entender lo que sus palabras me querían decir: por el momento, te considero mi súper amiga. ¿Cómo podré describir mi reacción? En pocas palabras, quedé boquiabierta y llena de felicidad.
¿Por qué? Porque por fin aclaramos las cosas. Además, al decir "por el momento" quiere decir, "quizás".
No sólo dijo eso, sino que agregó que me aprecia mucho y que me considera una chava muy inteligente; pero la distancia no hacía las cosas fáciles. Cuando logré digerir toda esta información, sentí una combinación bastante extraña de sentimientos: esperanza, tranquilidad, emoción, felicidad y paz interior.
Verdaderamente, fue una súper noticia. Lo mejor fue que nada entre nosostros ha cambiado. O, por lo menos, nada que haya pasado yo por alto. Seguí sintiendo la misma emoción de continuar leyendo su mail y de responderle. Aún no le contesto, he tenido muchos deberes y es mejor concentrarme en una sola cosa.
¡Cierto! Se me olvidaba un detalle. Me comentó que le dijera cómo me sentía y que no me diera vergüenza hacerlo. Me sorprendió mucho el interés que tiene el saber cómo me siento.
De algo que estoy segura es que si lo veo en el verano, le voy a poner un "alto" en caso de que se necesite. Al fin, los "buenos amigos" no se besan, ¿o sí?
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