Más específicamente con él. Él. No he podido olvidarle.
Sigue presente cada mañana.
Maniobras de escapismo de Love of Lesbian me lo recuerdan:
"Veo que tiemblas como un flan y prometiste iniciar conmigo el viaje. No me plantes".
Él se fue sin despedirse.
Se fue sin más.
No dijo adiós.
Simplemente se desvaneció.
"Noche maga, ¿a dónde fuiste?
Me pregunto dónde estarás, qué sera de ti.
¿Todavía piensas en mí?
¿Por qué dejaste de buscarme?
¿Por qué te marchaste así?
"De nada sirve ir a más velocidad si los recuerdos te encadenan".
Ayer me dieron aviso que iré a un país lejano.
A un país que se encuentra en el hemisferio sur y cuya lengua no es tan distinta a la nuestra.
¿De qué me sirve marcharme si podré seguir sintiendo tu presencia junto a la mía?
A diferencia de lo que dice la canción, tu no prometiste nada. Sólo fue tu imagen la promesa de la persona que tanto había soñado y por tanto tiempo había esperado. Tu voz es aún presente y cuando escucho tu nombre, enseguida pienso en ti. Tus llamadas y visitas son lo que más echo de menos, claro, sin hacer a un lado nuestras videollamadas hasta altas horas de la noche.
Tus manos tomando las mías. Tus palabras inspirando mi día. Tus mensajes tan esquivos, tan esquivos como tú.
Y tus labios. Esos labios que no olvido.
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