Mientras revisaba la ropa que había dejado tendida, me topé con unos calzoncillos para caballero, mejor conocidos como "boxers".
Los miré detenidamente y me encontré con la sorpresa de que estaban muy rotos. Decidí preguntarle a mis roomies si era de alguno, esto para que tuvieran cuidado de gangrenarse... alguna parte del cuerpo.
Al escuchar que no eran de alguien, le pedí a uno de ellos los sostuviera para la cámara [nótese el asco con el que los coge]. Creo que se puede observar que están en calidad de trapo.
Dado el dulce y delicado aroma que emanaban los mismos, decidimos tirarlos ya que, aun estando en calidad de trapo, no creo que alguien se atrevería a lavar un pedazo de tela tan hediondo.
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